miércoles, 28 de diciembre de 2011

Trabajo Social Revolucionario

En el contexto de la construcción de la utopía socialista, haremos una aproximación de lo que debe ser el Trabajo Social Revolucionario (TSR) en tiempos de revolución: una profesión que tiene como componente esencial la investigación-acción y la participación protagónica. 
Otras herramientas de la acción del TSR para conocer e interactuar con sujetos sociales y la realidad son: la investigación empírica, análisis dialéctico, trabajo de campo, estudios estadísticos, etc.

El Trabajo Social Revolucionario (TSR) debe ser creativo, dinámico, permeable a los cambios, y gestionar con eficacia y eficiencia los cuatro (4) elementos vitales de la acción: pertinencia, tiempo, recursos y calidad.

Podemos decir que el TSR sabe establecer las conexiones y particularidades entre la asistencia individualizada, trabajo de grupo y comunitario e interactúa con los colectivos sociales, organizaciones populares e instituciones del Gobierno Revolucionario, para el logro de los objetivos inmediatos, a mediano y a largo plazo.

Las relaciones sociales, la comunicación, son la vida del TSR; las relaciones cotidianas y los proyectos de largo aliento donde éstos participan están inmersos en el contexto histórico, político, económico de la construcción del socialismo del siglo XXI.

El trabajo social se inscribe en el campo de las necesidades humanas, ambientales y ecológicas, sus diagnósticos y soluciones deben ir de lo general a lo particular y viceversa, debe asumir los problemas sin perder de vista su marco ideológico.

El Trabajo Social Revolucionario convierte los problemas en hechos educativos, pedagógicos; las soluciones son el resultado de una construcción colectiva convertida en saberes para derrotar el capitalismo en el camino de la sociedad rumbo al Socialismo.

miércoles, 13 de julio de 2011

Canto a Bolívar

A propósito de la celebración del 107 cumpleaños de Pablo Neruda, comparto con tod@s este hermoso poema:

UN CANTO PARA BOLÍVAR


PADRE nuestro que estás en la tierra, en el agua, en el aire
de toda nuestra extensa latitud silenciosa,
todo lleva tu nombre, padre, en nuestra morada:
tu apellido la caña levanta a la dulzura,
el estaño bolívar tiene un fulgor bolívar,
el pájaro bolívar sobre el volcán bolívar,
la patata, el salitre, las sombras especiales,
las corrientes, las vetas de fosfórica piedra,
todo lo nuestro viene de tu vida apagada,
tu herencia fueron ríos, llanuras, campanarios,
tu herencia es el pan nuestro de cada día, padre.


Tu pequeño cadáver de capitán valiente
ha extendido en lo inmenso su metálica forma,
de pronto salen dedos tuyos entre la nieve
y el austral pescador saca a la luz de pronto
tu sonrisa, tu voz palpitando en las redes.


De qué color la rosa que junto a tu alma alcemos?
Roja será la rosa que recuerde tu paso.
Cómo serán las manos que toquen tu ceniza?
Rojas serán las manos que en tu ceniza nacen.
Y cómo es la semilla de tu corazón muerto?
Es roja la semilla de tu corazón vivo.


Por eso es hoy la ronda de manos junto a ti.
Junto a mi mano hay otra y hay otra junto a ella,
y otra más, hasta el fondo del continente oscuro.
Y otra mano que tú no conociste entonces
viene también, Bolívar, a estrechar a la tuya:
de Teruel, de Madrid, del Jarama, del Ebro,
de la cárcel, del aire, de los muertos de España
llega esta mano roja que es hija de la tuya.


Capitán, combatiente, donde una boca
grita libertad, donde un oído escucha,
donde un soldado rojo rompe una frente parda,
donde un laurel de libres brota, donde una nueva
bandera se adorna con la sangre de nuestra insigne aurora,
Bolívar, capitán, se divisa tu rostro.
Otra vez entre pólvora y humo tu espada está naciendo.
Otra vez tu bandera con sangre se ha bordado.
Los malvados atacan tu semilla de nuevo,
clavado en otra cruz está el hijo del hombre.


Pero hacia la esperanza nos conduce tu sombra,
el laurel y la luz de tu ejército rojo
a través de la noche de América con tu mirada mira.
Tus ojos que vigilan más allá de los mares,
más allá de los pueblos oprimidos y heridos,
más allá de las negras ciudades incendiadas,
tu voz nace de nuevo, tu mano otra vez nace:
tu ejército defiende las banderas sagradas:
la Libertad sacude las campanas sangrientas,
y un sonido terrible de dolores precede
la aurora enrojecida por la sangre del hombre.
Libertador, un mundo de paz nació en tus brazos.
La paz, el pan, el trigo de tu sangre nacieron,
de nuestra joven sangre venida de tu sangre
saldrán paz, pan y trigo para el mundo que haremos.


Yo conocí a Bolívar una mañana larga,
en Madrid, en la boca del Quinto Regimiento,
Padre, le dije, eres o no eres o quién eres?
Y mirando el Cuartel de la Montaña, dijo:
"Despierto cada cien años cuando despierta el pueblo".



Del poemario: Canto General de 1950