viernes, 6 de noviembre de 2015

Los caminos.

Cada mañana recojo cadáveres exquisitos en mi camino, les pongo en las sucias rejas del metro esperando que al pasar te alegres el día. 

Cada mañana recojo cadáveres exquisitos en mi camino, poco importa si han empezado a marchitarse o si alguien las mordisqueó un poco.

Cada mañana recojo cadáveres exquisitos en mi camino, un día trate de ponerles en el casco. 
Al ver lo feo que me veía el mototaxista, apenado las quite y me las guarde en el pecho.

Cada mañana recojo cadáveres exquisitos en mi camino, no les limpio que no les hace falta, más bien les beso en la esperanza de que al verlas te lleguen.

Cada mañana recojo cadáveres exquisitos en mi camino, un día me dijeron que te paraste a verles y sonreíste.

Cada mañana recojo cadáveres exquisitos en mi camino, en la húmedad del rocío, debo entonces guardarlas en el pecho, dejar que se sequen y encontrarle alguna utilidad a la caja torácica.

Cada mañana recojo cadáveres exquisitos en mi camino.