sábado, 25 de julio de 2015

Vuelta a la Patria

Juan Antonio Pérez Bonalde
A mi hermana Elodia

I
¡Tierra!, grita en la proa el navegante
y confusa y distante,
una línea indecisa
entre brumas y ondas se divisa;
poco a poco del seno
destacándose va del horizonte,
sobre el éter sereno,
la cumbre azul de un monte;
y así como el bajel se va acercando,
va extendiéndose el cerro
y unas formas extrañas va tomando;
formas que he visto cuando
soñaba con la dicha en mi destierro.
Ya la vista columbra
las riberas bordadas de palmares
y una brisa cargada con la esencia
de violetas silvestres y azahares,
en mi memoria alumbra
el recuerdo feliz de mi inocencia,
cuando pobre de años y pesares,
y rico de ilusiones y alegría,
bajo las palmas retozar solía
oyendo el arrullar de las palomas,
bebiendo luz y respirando aromas.
Hay algo en esos rayos brilladores
que juegan por la atmósfera azulada,
que me habla de ternuras y de amores
de una dicha pasada,
y el viento al suspirar entre las cuerdas,
parece que me dice: « ¿no te acuerdas?».
Ese cielo, ese mar, esos cocales,
ese monte que dora
el sol de las regiones tropicales…
¡Luz, luz al fin! Los reconozco ahora:
son ellos, son los mismos de mi infancia,
y esas playas que al sol del mediodía
brillan a la distancia,
¡oh, inefable alegría,
son las riberas de la patria mía!
Ya muerde el fondo de la mar hirviente
del ancla el férreo diente;
ya se acercan los botes desplegando
al aire puro y blando
la enseña tricolor del pueblo mío.
¡A tierra, a tierra, o la emoción me ahoga,
o se adueña de mi alma el desvarío!
Llevado en alas de mi ardiente anhelo,
me lanzo presuroso al barquichuelo
que a las riberas del hogar me invita.
Todo es grata armonía; los suspiros
de la onda de zafir que el remo agita;
de las marinas aves
los caprichosos giros;
y las notas suaves,
y el timbre lisonjero,
y la magia que toma
hasta en labios del tosco marinero,
el dulce son de mi nativo idioma.
¡Volad, volad, veloces,
ondas, aves y voces!
Id a la tierra en donde el alma tengo,
y decidle que vengo
a reposar, cansado caminante,
del hogar a la sombra un solo instante.
Decidle que en mi anhelo, en mi delirio
por llegar a la orilla, el pecho siente
dulcísimo martirio;
decidle, en fin, que mientras estuve ausente,
ni un día, ni un instante hela olvidado,
y llevadle este beso que os confío,
tributo adelantado
que desde el fondo de mi ser le envío.
¡Boga, boga, remero, así llegamos!
¡Oh, emoción hasta ahora no sentida!
¡Ya piso el santo suelo en que probamos
el almíbar primero de la vida!
Tras ese monte azul cuya alta cumbre
lanza reto de orgullo
al zafir de los cielos,
está el pueblo gentil donde, al arrullo
del maternal amor, rasgué los velos
que me ocultaban la primera lumbre.
¡En marcha, en marcha, postillón, agita
el látigo inclemente!
Y a más andar, el carro diligente
por la orilla del mar se precipita.
No hay peña ni ensenada que en mi mente
no venga a despertar una memoria,
ni hay ola que en la arena humedecida
con escriba con espuma alguna historia
de los alegres tiempos de mi vida.
Todo me habla de sueño y cantares,
de paz, de amor y de tranquilos bienes,
y el aura fugitiva de los mares
que viene, leda, a acariciar mis sienes.
me susurra al oído
con misterioso acento: «Bienvenido».
Allá van los humildes pescadores
las redes a tender sobre la arena;
dichosos, que no sienten los dolores
ni la punzante pena
de los que lejos de la patria lloran;
infelices que ignoran
la insondable alegría
de los que tristes del hogar se fueron
y luego, ansiosos, al hogar volvieron.
Son los mismos que un día,
siendo niño, admiraba yo en la playa,
pensando, en mi inocencia,
que era la humana ciencia,
la ciencia de pescar con la atarraya.
Bien os recuerdo, humildes pescadores,
aunque no a mí vosotros, que en la ausencia
los años me han cambiado y los dolores.
Ya ocultándose va tras un recodo
que hace el camino, el mar, hasta que todo
al fin desaparece.
Ya no hay más que montañas y horizontes,
y el pecho se estremece
al respirar, cargado de recuerdos,
el aire puro de los patrios montes.
De los frescos y límpidos raudales
el murmullo apacible;
de mis canoras aves tropicales
el melodioso trino que resbala
por las ondas del éter invisible;
los perfumados hálitos que exhala
el cáliz áureo y blanco
de las humildes flores del barranco;
todo a soñar convida,
y con suave empeño,
se apodera del alma enternecida
la indefinible vaguedad de un sueño.
Y rueda el coche, y detrás de él las horas
deslízanse ligeras
sin yo sentir, que el pensamiento mío
viaja por el país de las quimeras,
y sólo hallan mis ojos sin mirada
los incoloros senos del vacío…
De pronto, al descender de una hondonada,
«¡Caracas, allí está!», dice el auriga,
y súbito el espíritu despierta
ante la dicha cierta
de ver la tierra amiga.
¡Caracas allí está; sus techos rojos,
su blanca torre, sus azules lomas,
y sus bandas de tímidas palomas
hacen nublar de lágrimas mis ojos!
Caracas allí está; vedla tendida
a las faldas del Ávila empinado,
Odalisca rendida
a los pies del Sultán enamorado.
Hay fiesta en el espacio y la campaña,
fiesta de paz y amores:
acarician los vientos la montaña;
del bosque los alados trovadores
su dulce canturía
dejan oír en la alameda umbría;
los menudos insectos de las flores
a los dorados pístilos se abrazan;
besa el aura amorosa el manso Guaire,
y con los rayos de luz se enlazan
los impalpables átomos del aire.
¡Apura, apura, postillón, agita
el látigo inclemente!
¡Al hogar, al hogar, que ya palpita
por él mi corazón… Mas, no, detente!
¡Oh infinita aflicción, oh desgraciado
de mí, que en mi soñar hube olvidado
que ya no tengo hogar…! Para, cochero;
tomemos cada cual nuestro destino;
tú, al lecho lisonjero
donde te aguarda la madre, el ser divino
que es de la vida centro de alegría,
y yo…, yo al cementerio
donde tengo la mía.
¡Oh, insoluble misterio
que trueca el gozo en lágrimas ardientes!
¿En dónde está, Señor, ésa tu santa
infinita bondad, que así consientes
junto a tanto placer, tristeza tanta?
Ya no hay fiesta en los aires; ya no alegra
la luz que el campo dora;
ya no hay sino la negra
pena cruel que el pecho me devora…
¡valor, firmeza, corazón no brotes
todo tu llanto ahora, no lo agotes,
que mucho, mucho que sufrir aún falta:
ya no lejos resalta
de la llanura sobre el verde manto
la ciudad de las tumbas y del llanto;
ya me acerco, ya piso
los callados umbrales de la muerte,
ya la modesta lápida diviso
del angélico ser que el alma llora;
ven, corazón, y vierte
tus lágrimas ahora!


II
Madre, aquí estoy: de mi destierro vengo
a darte con el alma el mudo abrazo
que no te pude dar en tu agonía;
a desahogar en tu glacial regazo
la pena aguda que en el pecho tengo
y a darte cuenta de la ausencia mía.
Madre, aquí estoy; en alas del destino
me alejé de tu lado una mañana,
en pos de la fortuna
que para ti soñé desde la cuna;
mas, ¡oh, suerte inhumana!
hoy vuelvo, fatigado peregrino,
y sólo traigo que ofrecerte pueda,
esta flor amarilla del camino
y este resto de llanto que me queda.
Bien recuerdo aquel día,
que el tiempo en mi memoria no ha borrado;
era de marzo una mañana fría
y cerraba los cielos el nublado.
Tú en el lecho aún estabas,
triste y enferma y sumergida en duelo,
que, con alma de madre, contemplabas
el hondo desconsuelo
de verme separar de tu regazo.
Llegó la hora despiadada y fiera,
y con el pecho herido
por dolor hasta entonces no sentido,
fui a darte, madre, mis postrer abrazo
y a recibir tu bendición postrera.
¡Quién entonces pensara
que aquella voz angélica en mi oído
nunca más resonara!
Tú, dulce madre, tú, cuando infelice,
dijiste al estrecharme contra el pecho:
«Tengo un presentimiento que me dice
que no he de verte más bajo este techo».
Con un supremo esfuerzo desliguéme
de los amantes lazos
que me formaban en redor tus brazos,
y fuera me lancé como quien teme
morir de sentimiento.
¡Oh, terrible momento!
Yo fuerte me juzgaba,
mas, cuando fuera me encontré y aislado,
el vértigo sentí del pajarillo
que en jaula criado,
se ve de pronto en la extensión perdido
de las etéreas salas,
sin saber dónde encontrará otro nido
ni a dónde, torpes, dirigir sus alas.
Desató el sollozar el nudo estrecho
que ahogaba el corazón en su quebranto
y se deshizo en llanto
la tempestad que me agitaba el pecho.
Después, la nave me llevó a los mares,
y llegamos al fin, un triste día
a una tierra muy lejos de la mía,
donde en vez de perfumes y cantares,
en vez de cielo y verdes palmas,
hallé nieblas y ábregos, y un frío
que helaba los espacios y las almas.
Mucho, madre, sufrí con pecho fuerte,
mas suavizaba el sufrimiento impío,
la esperanza de verte
un tiempo no lejano al lado mío.
¡Ah del mortal ciego
confía su ventura a la esperanza…!
La ley universal cumplióse luego,
y vi en el alma, presta,
la mía disiparse,
cual mira en lontananza
torcer el rumbo en dirección opuesta
el náufrago al bajel que vio acercarse.
Bien recuerdo aquel día
que el tiempo en mi memoria no ha borrado;
era de marzo otra mañana fría,
y los cielos cerraba otro nublado.
Triste, enfermo y sin calma,
en ti pensaba yo, cuando me dieron
la noticia fatal que hirió mi alma.
Lo sentí, decirlo no sabría…
Sólo sé que mis lágrimas corrieron
como corren ahora, madre mía.
Después, al mundo me lancé, agitado,
y atravesé océanos y torrentes,
y recorrí cien pueblos diferentes,
tenue vapor del huracán llevado,
alga sin rumbo que la mar flagela,
viento que pasa, pájaro que vuela.
Mucho, madre, he adquirido,
mucha experiencia y muchos desengaños,
y también he perdido
toda la fe de mis primeros años.
¡Feliz quien como tú ya en esta vida
no tiene que luchar contra la suerte
y puede reposar en la seguida
inalterable calma de la muerte;
sin ver ni padecer el mal eterno
que nos hiere doquier con saña cruda,
ni llevar en el pecho el frío interno
de la indomable duda!
¡Feliz quien como tú, con altiveza
reclinó para siempre la cabeza
sobre los lauros del deber cumplido;
cual la reclina, por la muerte herido,
tras el combate rudo,
risueño, el gladiador sobre su escudo!
Esa, madre, es tu gloria
y alta recompensa de tu historia,
que el premio sólo del deber sagrado
que impone el cristianismo
está en el hecho mismo
de haberlo practicado.
Madre, voy a partir; mas parto en calma
Y sin decirte adiós, que eternamente
me habrás de acompañar en esta vida.
Tú has muerto para el mundo indiferente,
mas nunca morirás, madre del alma,
para el hijo infeliz que no te olvida.
Y fuera el paso nuevo,
y desde su alto y celestial palacio,
su brillo siempre nuevo
derrama el sol por el cerúleo espacio…
Ya lejos de los túmulos me encuentro,
ya me retiro, solitario y triste;
mas, ¡ay! ¿a dónde voy? ¡si no existe
de hogar y madre el venturoso centro!…
¡A dónde? ¡A la corriente de la vida,
a luchar con las ondas brazo a brazo
hasta caer en su mortal regazo
con el alma en paz y con la frente erguida!

Fotos del Blog Ciberturista .com (1 y 3) y de Mauricio Villahermosa (2)

lunes, 20 de julio de 2015

Las TIC’s en el proceso de enseñanza aprendizaje universitaria.

Un poco de entorno.
 Hoy en día, la tecnología ha puesto al alcance de todas y todos un sinfín de alternativas para realizar y realzar los procesos que de diferente índole realizamos en nuestro devenir diario. Centraremos aquí nuestra atención en la facilitación del proceso de enseñanza aprendizaje, lo cual facilitan estas tecnologías con innumerables ventajas, permitiendo incluso hacer hasta innecesaria la presencia física, digamos que dándonos un cierto atisbo al consabido don de la ubicuidad.

Las Tecnologías de la Información y la Comunicación, más conocidas por sus siglas, TIC’s, hacen referencia a un conjunto de aplicaciones informáticas y computacionales que ofrecen la posibilidad de presentar información de casi cualquier tipo haciendo de estas, un valorable apoyo para el proceso docente en el contexto de la educación universitaria. Documentos escritos, presentaciones, manejo y procesamiento de datos e incluso, realización de  portafolios con toda la información presentada en las diversas aplicaciones.

El sitio web del cnti.gob.ve nos dice que según la Ley Especial contra Delitos Informáticos, en su Artículo N. 2, las Tecnologías de Información se definen como:
"Rama de la tecnología que se dedica al estudio, aplicación y procesamiento de  Enlace Glosario data, lo cual involucra la obtención, creación, almacenamiento, administración, modificación, manejo, movimiento, control, visualización, distribución, intercambio, transmisión o recepción de información en forma automática, así como el desarrollo y uso del "hardware", "software", cualesquiera de sus componentes y todos los procedimientos asociados con el procesamiento de data."
Lo laudable y lo inconveniente.
Aprovechar el tiempo o paralizarse ante la duda tecnológica, aprendizaje cooperativo y altos costos tecnológicos son algunas de las ventajas y desventajas de estas Tecnologías. Puede usted enlazar y descargar el trabajo del Profesor de la Universidad de Los Andes, Juan Carlos Sánchez Reyes presentado en formato PDF ¿Qué son las TIC’s? Donde nos señalan los avatares de este tipo de artilugios, tanto para el proceso de enseñanza-aprendizaje, como para las y los docentes que las usan y por supuesto, sin olvidar e rol de las y los estudiantes.

Desarrollando el uso de las TIC’s o La búsqueda del conocimiento
La actividad inicial de búsqueda de fuentes bibliográficas, es quizás ya una categoría que se desliza aceleradamente a un estadio que pudiese llamarse nostálgicamente de ‘utopismo romántico’, nos referimos al acto de visitar bibliotecas.
Dicho esto lo primero, a nuestro juicio, consiste en indicar a nuestras compañeras y compañeros de aprendizaje, cuáles son las ‘bibliotecas digitales’ más adecuadas, hablamos entonces de los repositorios que se encuentran presentes en la world wide web y que resultan más confiables, debido fundamentalmente a su uso estrictamente académico. Nos referimos a espacios como los portales scielo.org, repositoriosacademicos.uchile.cl entre otros; destacamos la publicación de la Biblioteca Electrónica de Ciencia y tecnología, espacio promovido por el gobierno de Argentina donde encontraremos un profuso listado de repositorios  académicos a nivel mundial.
La wikipedia.org sin duda resulta una muy popular opción, sin embargo, es recomendable tomarle solo como referencia inicial y acudir de preferencia a libros impresos o a los ya mencionados repositorios.

Libros digitales y Bibliotecas artesanales.
En cuanto a los libros digitales se hace imprescindible poner atención a las fuentes de las cuales se toman, encontramos en la internet, otro tipo de bibliotecas, debe atenderse a criterios para su selección y posterior consulta, orientándonos de manera preferente a espacios construidos más desde el esfuerzo colaborativo con base académica y las ganas de compartir el conocimiento, hablamos de espacios que brinda la red  social facebook.com conocidos como los ‘Grupos’.

Modos y formas
Estos, son de diversas y variadas categorías. Atendiendo a la necesidad de sus integrantes, hablamos de grupos como Antropología en PDF, Pedagogía Libertaria en PDF, Filosofía de la educación en PDF, entre muchos otros;  incluso, nosotras y nosotros podemos crear y difundir de manera muy sencilla estos espacios, siendo este uno de los usos positivos que se les puede dar a las redes sociales.
En cada curso de los últimos tres semestres de mi labor docente, he promovido la creación de grupos cerrados en Facebook, espacios que permiten compartir documentos, opiniones e instrucciones y realimentar las opiniones entre muchas otras posibilidades. Así como también permiten estor ‘grupos’ la comunicación entre las y los estudiantes, sobre tópicos diversos de su vida académica y extra académica.

Los más recientes avances, y retrocesos también.
Hay otras opciones que nos ofrecen las TIC’s, podemos mencionar los Cursos en plataformas MOOC, Massive Open Online Courses por sus siglas en inglés y que traduce a Cursos masivos abiertos y en línea. Estos representan una alternativa para iniciarnos en algunas áreas de conocimiento. Sin embargo es interesante atender a los argumentos esgrimidos sobre las características que ostentan y a las tendencias que podría generar este tipo de plataformas para una pretendida ‘nueva educación universitaria’.
Recomendamos, sobre estos MOOC’s, revisar y atender a los criterios académicos, económicos y políticos que nos da la visión del académico catalán Jordi Adell en el post de su Blog La pregunta de los MOOC donde se desmenuza pacientemente las diferentes aristas que representa este modelo y al cual hay que acercarse con cierto cuidado.
Queremos reseñar la aplicación web promovida por moodle.org siendo esta una plataforma más centrada en propiciar la creación de comunidades de aprendizaje en línea con un fuerte acento en lo cooperativo. Quizás, es necesario señalar que en el caso de esta plataforma se hace necesario tener un acompañamiento técnico, puesto que requiere de la instalación de software con cierto nivel de complejidad.

En definitiva, las TIC’s, permiten un sinfín de posibilidades para optimizar el proceso enseñanza-aprendizaje, pero al igual que las modalidades mas tradicionales, se requiere que quienes intervienen, tengan ganas y conciencia para desarrollarse en el ámbito académico, alejándose de la impronta, cada vez mas característica de buena parte de nuestra sociedad, como lo es la satisfacción instantánea.
Tengan una Vida plena  en Salud, Luz y Libertad.


Dannilo S. Torrealba H.

@Kaeltikx